domingo, 29 de agosto de 2010

Lengua y cultura

Aunque en la actualidad la ciudad de Puebla está absorbiendo a Chipilo, éste estuvo aislado la mayor parte del siglo XX. En parte se debe a ello que, a diferencia de lo que ocurriría con otros inmigrantes italianos que se establecieron en México, los chipileños conservaron sus tradiciones y sobre todo su idioma.

Hoy en día la gente en Chipilo todavía habla la lengua véneta de sus bisabuelos. La variante véneta que se habla es el feltrino-belunés. Resulta sorprendente que el véneto chipileño no haya sido muy influido por el español, en comparación con cómo ha sido alterado en Italia por el italiano. Aunque el gobierno estatal no lo ha reconocido, por el número de hablantes, el dialecto véneto es una lengua minoritaria de inmigración en Puebla. Sin embargo, desde hace algunos años los chipileños están trabajando por el reconocimiento de su lengua con pláticas con el INAH y sobre todo con el trabajo cultural que realizan de manera constante.

Varios lingüistas locales y extranjeros han tratado de establecer un sistema de escritura para el dialecto véneto de Chipilo. Un sistema fue creado por la lingüista estadounidense Carolyn McKay mientras realizaba su investigación de posgrado en la Universidad de las Américas. Ella propuso un sistema basado principalmente en el alfabeto italiano, y publicó su propuesta en un libro titulado Il dialetto veneto de Segusino e Chipilo. Este sistema ha sido utilizado en varias publicaciones hechas por los chipileños, pero no ha recibido total aceptación, ya que la mayoría prefiere utilizar el alfabeto español que aprenden en la escuela, aunque éste no tenga grafías específicas para las sonidos inexistentes en el español mexicano, como lo son la S sonora y la [θ]. El lingüista y escritor Eduardo Montagner ha sugerido la creación de un sistema de escritura estandarizado basado en el alfabeto español (propuesta de escritura castellanizada) y el grupo cultural "Véneti a Chipilo" ( Venetos en Chipilo ) ha adoptado este sistema en la publicación del boletín cultural "Al Nostro", además de existir desde 2002 un foro cibernético creado por Montagner con el fin de que vénetos chipileños y de otras partes del mundo se comuniquen en su lengua, sin importar la grafía utilizada. Sin embargo, más que estandarizar creando rígidas reglas ortográficas para esta lengua minoritaria en proceso de desplazamiento por el español, la propuesta de escritura castellanizada busca lograr eficiencia comunicativa entre los chipileños recurriendo a la grafía que les es enseñada en las aulas.

El historiador de la comunidad es el licenciado en Filosofía por la Universidad Salesiana de Roma, José Agustín Zago Bronca, nacido en 1935 y autor de varios libros como "Breve historia de Chipilo" (1982), "Los Cuah'tatarame de Chipíloc" (1999, reedición en 2002, traducido al italiano como "Grandi e grossi da Chipilo"), "Chipilo: 120 años" (2002). También registra por escrito la tradición oral, compone música y escribe poemas y relatos en lengua véneta y español.

El escudo de Chipilo, que reza "labor omnia vincit", para cuyo diseño la presidencia auxiliar realizó una convocatoria pública, muestra al León Véneto, y fue oficializado en 1982, al cumplirse el centenario de la fundación del pueblo. Ganador de dicha convocatoria resultó el joven Bernardo Stefanoni Berra, siendo estudiante de tercer grado de educación secundaria.

La primera novela escrita íntegramente en véneto chipileño se titula "Al prim" (El primero) y trata sobre Giuseppe Roman (1870-1896), nacido en el municipio de Quero, provincia de Belluno, en la localidad de Cilladon, que emigró a los doce años con su familia y fue el primer muerto fundador del cementerio de la comunidad (a los 26 años de edad).

El himno de Chipilo fue escrito, en italiano, por Humberto Orlansino (1913-1987) en 1982.

jueves, 19 de agosto de 2010

Italia en Mexico....

Chipilo es una pequeña ciudad localizada a 12 kilómetros al sur de la ciudad de Puebla, en México. Se encuentra a 2150 metros sobre el nivel del mar. Su nombre oficial es Chipilo de Francisco Javier Mina. El gentilicio para los originarios de Chipilo es chipileños.

Ocupa una porción del fértil valle de Puebla, con un clima semiseco y templado, apto para la siembra de cereales, frutas, hortalizas y forraje para la cría de aves y de ganado vacuno y porcino. La ocupación preponderante es la agroindustria de la leche. Hasta aquí, no hay nada en Chipilo que lo haga diferente de muchos de los pueblos de nuestra patria, excepto si tomamos en cuenta la odisea de su fundación, sus laboriosos habitantes.


Historia de Chipilo......

Chipilo fue fundado el 2 de octubre de 1882 por inmigrantes italianos provenientes de la región septentrional del Véneto, aunque también hubo algunos piamonteses y lombardos entre los fundadores. La mayoría de ellos vinieron de Segusino y de los pueblos aledaños en las provincias de Treviso y Belluno, como Quero, Valdobbiadene, Feltre y Maser. En este sentido, la inmigración italiana a Chipilo difiere de la de otros lugares de Latinoamérica, pero se asemeja a la de las regiones agrarias de Argentina, zonas en dónde la mayoría de los inmigrantes provienen de las regiones del Centro-Norte de Italia. Los inmigrantes vinieron a México en busca de tierras fértiles y huyendo de la pobreza que azotaba la región del Véneto en esa época. Muchos de ellos se dedicaron a la ganadería. Los productos lácteos se volvieron famosos en muchos lugares de México. Durante los primeros 20 años de su fundación, Chipilo fue una colonia de extranjeros llamada Colonia Fernández Leal.

Existen también asentamientos de familias chipileñas en otras zonas del país, como en Guanajuato y Querétaro, que han continuado en su mayoría manteniendo la lengua véneta y trabajando en la industria agropecuaria.

Los chipileños constituyen en México una minoría étnica no reconocida oficialmente, que presenta rasgos etnoculturales propios y distintivos. Actualmente en Chipilo hay 29 apellidos vitales: Bagatella, Barbisán, Berra, Bortolini, Bortolotti, Bronca, Colombo, Crivelli, Dossetti, Galeazzi, Lavazzi, Martini, Mazzocco,Cossileon, Merlo, Minutti, Mioni, Montagner, Orlansino, Piloni, Précoma, Salvatori, Sebenello, Simoni, Spezzia, Stefanoni, Vanzzini, Zago, Zanatta, Zanella y Zecchinelli. Otros, como el Melo, el Facinetto y Chicatti (Chicatto) tienen comparativamente pocos portadores en la comunidad.

Parte de la influencia de la cultura italiana de Chipilo en Puebla se ve reflejada, aparte de los productos lácteos que han dado renombre a la comunidad, en la creación de franquicias del "Italian Coffee Company", la heladería italiana "Topolino" (Ratoncito), y la cadena de muebles fabricados en Chipilo llamada "Segusino".